La mañana del jueves 19 de febrero de 2009 nos preparábamos desde temprano. Cuando llegamos a las siete de la mañana, nos encontramos con una Universidad donde nadie entraba: las puertas cerradas, los pasillos con rejas y llave, las aulas, los centros de estudiantes, las fotocopiadoras, las bibliotecas, todo vacío. Existía la orden de impedir el ingreso de cualquier persona. Si un administrativo debía entrar, se abría y cerraba a su paso las rejas de los pasillos.
El día anterior habían echado a todas las personas que mantenían actividad. Ese día la gestión de la universidad declaró asueto. Los estudiantes que rendían finales en muchas facultades no pudieron hacerlo.
Estaban preparando el terreno: la elección de rector se llevaría a cabo a cualquier costo. Por ello los candidatos que supuestamente se disputaban el sillón grande de la alta casa de estudios habían transado dos días antes, quedando solo uno de ello. Por ello se había avisado a los asambleístas que la asamblea duraría cinco minutos. Se habían tomado todas las medidas necesarias para evitar que los estudiantes pudieran hacer quedar mal parada la supuesta "normalidad de la institución". Nada de sacar los trapitos al sol. Y en esas medidas estaba contemplado el poner a estudiantes adictos a la gestión como fuerza de choque, haciendo un cordón policial que impidiera el paso de cualquier persona que no fuera asambleísta.
Por supuesto, estas acciones despertarían la bronca de todos los estudiantes, nadie puede esperar que después de las enormes movilizaciones y luchas que a través de la historia se han desatado por la Universidad Pública y abierta la indignación no saltara como una bomba de tiempo.
Avanzamos hasta el Aula Magna, y allí no nos esperaba ni la policía, ni matones. Eran los estudiantes de la agrupación que dirije los centros de Económicas e Ingeniería, cuyos dirigentes en los órganos de gobierno levantan la mano para los decanos, los mismos que no tuvieron ninguna vergüenza en apoyar un candidato y venderse a otro cuando la situación política así lo requirió. Una nueva y aun más vergonzosa Franja Morada realizaba un cordón para evitar el ingreso de otros estudiantes, de aquellos que repudiabamos la política sucia que ellos defendían en ese momento.
Después de un cuadro como este, ¿puede seguir habiendo gente que crea genuinamente en la legitimidad de esa asamblea?Mas allá de las diferencias entre las agrupaciones estudiantiles, ese día repudiamos juntos la elección de Rector, en el escenario, en los pasillos, a viva voz.
La Asamblea fue interrumpida, nunca existió la votación… Sin embargo, no se sabe cuando ni donde, pero en los diarios apareció la noticia de que teníamos Rector, con 69 votos a favor y 11 abstenciones… de 103 asambleistas (¿no dan las cuentas verdad?¿dónde votaron los asambleistas?)
La mayoría de los asambleístas habían regresado a su casa antes del mediodía, quizás contentos de haber cumplido su papel de levantar la mano, única instancia de participación política real que tienen en esta farsa. El debate, la discusión, la generación de ideas por la Universidad Pública, no son acciones políticas válidas cuando lo único que importa es la compra- venta de votos.
Nosotros nos quedamos. Se realizó una Jornada abierta donde expresamos una construcción diferente, donde todos tuvieron posibilidad de expresarse. No solo se mostraron los diferentes proyectos que desde los estudiantes, docentes, graduados y trabajadores de la Universidad llevamos adelante, en el compromiso por una educación realmente pública, sino que tuvimos el apoyo de movimientos sociales, sectores de la educación, artistas, trabajadores…
Seguimos adelante, con las mismas convicciones y alegría de construir un proyecto de Universidad diferente.
jueves, 5 de marzo de 2009
Crónicas de una farsa (la pasada elección de rector)
Etiquetas:
Consejo superior,
Rector
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario